Un SATE (Sistema de Aislamiento Térmico Exterior) consiste en un conjunto de elementos que se aplican sobre la fachada exterior de construcciones nuevas o en la rehabilitación de edificios ya existentes para mejorar su comportamiento climático.
Estos sistemas de aislamiento deben registrar, al menos, un valor de resistencia térmica igual o superior a 1 m2 K/W, como se indica en la guía ETAG 004 y en las normas UNE-EN 13499 y 13500.
Propiedades del SATE
El SATE (o ETICS, por sus siglas en inglés, External Thermal Insulation Composite Systems) reviste la totalidad de la fachada exterior del edificio, sin discontinuidad, reduciendo los puentes térmicos, y con ello, el coste energético para mantener la temperatura.
Veamos qué implica cada una de estas condiciones.
Revestimiento por el exterior
La aplicación de los paneles de SATE tiene lugar siempre sobre la fachada exterior. Al no estar condicionados por el espacio interior se pueden aplicar paneles con el espesor óptimo para lograr la máxima reducción de energía disipada al exterior.
Sin discontinuidad
Se extiende a lo largo de toda la fachada, cubriendo también los puntos vulnerables de la edificación, es decir, los puentes térmicos.
Se evita así la sensación de ‘pared caliente’ en verano, los muros fríos en invierno o esos huecos bien localizados por los que se cuela frío.
Reducción de puentes térmicos
El Código Técnico de la Edificación define los puentes térmicos como aquellas zonas de la envolvente térmica del edificio en la que se evidencia una variación de la uniformidad de la construcción. Puede ser por un cambio de materiales, por cambio de espesores…
Esos puntos registran una menor resistencia térmica que el resto del cerramiento. Hablando en leguaje de la calle, por ahí se va el calor de la calefacción en invierno y entra calor en verano, obligando a subir más el aire acondicionado.
Un buen aislamiento en esos puentes térmicos reduce la factura de la luz o del gas para estar confortables.
Pero hay más. Los puentes térmicos son puntos vulnerables a la condensación, sobre todo, en invierno. Y ahí es probable que proliferen mohos o humedades.
En climas fríos la mejor alternativa de aislamiento es el SATE, ya que aumenta la eficiencia energética del edificio impidiendo que se escape el calor, y reduce el riesgo de condensaciones y humedades.

Reducción del coste energético
Aislar bien un edificio reduce la factura de la calefacción en invierno y la de la climatización en verano. Una vivienda de eficiencia energética con clasificación A puede llegar a consumir hasta un 90% menos de energía que una sin aislar. En clase B el ahorro sería del 70%
La inversión puede parecer alta de entrada, pero por término medio se amortiza en los 5 años siguientes.
¿Quieres saber cómo se instala? Míralo en este video:
Tipos de SATE
Existen varias formas de clasificar los SATE.
A simple vista puede hacerse según el tipo de fijación (encolado o fijación mecánica con espigas u otros perfiles de retención), por la aplicación o por los tipos de acabado (revoque mineral, ladrillos, piedra…).
Pero la forma más frecuente de clasificar es por el tipo de material de aislamiento: poliestireno expandido (EPS), lana mineral (MW), poliuretano conformado (PUR), poliestireno extruido (XPS), corcho expandido, vidrio celular…
De todas las anteriores alternativas, el EPS es la mejor solución material como aislante térmico.

EPS como aislante
El poliestireno expandido o EPS son polímeros de poliestireno sometidos a un proceso de expansión controlado con vaporización de agua. Al expandirse, se forman ‘perlas’ que retienen aire en su interior. En realidad, el 98% del EPS es aire encapsulado dentro de esas ‘perlas’.
Esa característica convierte al EPS en el mejor aislante para SATE. Veamos por qué.
El calor se transmite por conducción, radiación o convección. El vacío es el mejor aislante, ya que, en ausencia de fluidos, el calor no puede transmitirse En la práctica, en vez de vacío se usan sistemas que encapsulan el aire, como el EPS, cuyas ‘celdillas’ inmovilizan el aire y dificultan la transmisión del calor.
Los paneles aislantes de EPS deben cumplir con las especificaciones de la norma europea UNE-EN 13163 y contar con el marcado CE. Para mayor seguridad, conviene contar también con el certificado de calidad de una empresa exterior que valide dichas prestaciones
Tanto las placas Knauf Therm Etix +, como las Knauf Therm Etix Grafit+, de Knauf Industries, cumplen con la normativa y son excelentes presentan valores óptimos de planicidad, estabilidad dimensional y ligereza, tanto en moldeo como en corte.


Beneficios del SATE: factura de la luz más barata y mucho más
Las ventajas del SATE para el aislamiento de una edificación son numerosas y van mucho más allá del mero control de la temperatura interior.
- Eficiencia energética El SATE mejora la inercia térmica, es decir, reduce las pérdidas de calor en invierno, pero también, dificulta que entren el frío o el calor del exterior. En una obra nueva de eficiencia A con autosuficiencia energética (con placas solares) se puede llegar a las cero emisiones netas (net zero emissions). Todo lo anterior supone climatizar mejor por menos dinero
- Confort térmico. Reajustar constantemente la temperatura es un tormento. Uno de los mayores beneficios de un buen aislante térmico como el SATE es que el interior alcanza y conserva la temperatura deseada.
- Reducción de la huella de carbono. Por dos razones: se emplea menos energía para lograr una temperatura confortable en el interior de la vivienda y se reducen las emisiones de calor que se vierten a la atmósfera como resultado de la ineficiencia energética del edificio. Ambas propiedades reducen la generación de gases de efecto invernadero y contribuyen a la sostenibilidad. En caso de emplear paneles de EPS para SATE hay que tener en cuenta que este material es 100% reciclable y muy ligero, dos cualidades que también contribuyen a la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
- No es necesario abandonar el interior. Uno de los grandes problemas a la hora de abordar una reforma es que, si se hace por el interior, no queda otra que abandonarlo mientras duran las obras. O soportar el incordio del polvo, la eliminación de escombros… Con el SATE se trabaja sobre la fachada, causando un mínimo trastorno. Y, desde luego, permite que los usuarios sigan viviendo o trabajando mientras tienen lugar los trabajos de reforma. Esta circunstancia también facilita que los trabajos se ejecuten en menos tiempo.
- No reduce el interior. Aislar desde el interior ‘se come’ espacio. Significa una reducción pequeña, pero apreciable del espacio interior. Y puede suponer, por ejemplo, que un mueble a medida de antes de la reforma no quepa después. El SATE se instala sobre la fachada y no resta espacio del interior de la vivienda. Esa pequeña ‘invasión’ del espacio urbano ajeno al edificio no colisiona con la normativa vigente, ya que se considera que es una mejora de la eficiencia energética.
- Sin humedades, ni puntos fríos. El SATE reduce los puentes térmicos en la fachada. De esta forma se atajan muchos de los puntos por los que se ‘cuela’ el frío. También se reduce la condensación de humedad y las posibles condensaciones intersticiales. Un sistema SATE correctamente instalado es impermeables al agua, pero permeable al vapor de agua.
- Posibles mejoras acústicas. Aunque no es su principal cometido, el SATE pueden lograr mejoras en el comportamiento acústico.
- Revalorización. Para vender un inmueble, el vendedor debe disponer de su certificado de eficiencia energética. En edificios antiguos, una pobre eficiencia es un obstáculo para la compraventa. Incorporar un aislante térmico de fachada durante la rehabilitación de una edificación antigua no solo mejora la estética del edificio, sino que lo revaloriza para el mercado inmobiliario.
- Mejora estética. La incorporación del SATE permite aprovechar para homogeneizar, reparar o actualizar la estética exterior. Salvo en casos de riesgo de desprendimiento, no hay necesidad de eliminar el enfoscado viejo.
- Preservación. Las oscilaciones termohigrométricas de la envolvente exterior de un edificio debilitan los materiales de construcción. Con el tiempo aparecen grietas, fisuras, infiltraciones de agua, fenómenos de disgregación, manchas, mohos y la impregnación de la masa mural. La estabilidad térmica del SATE elimina este factor de deterioro de los edificios.
- Durabilidad. Una rehabilitación con SATE puede tener una vida útil superior a los 20 años. Sin duda, una razón para la tranquilidad de sus inquilinos y un argumento positivo de cara a un posible alquiler o venta.
- Cumplimiento de la normativa vigente. La instalación de placas aislantes de SATE contribuye al cumplimiento del Código Técnico de la Edificación en edificios existentes, siempre que se incorpore un espesor adecuado de aislamiento en la fachada.

En climas fríos la mejor alternativa de aislamiento es el SATE, ya que aumenta la eficiencia energética del edificio impidiendo que se escape el calor, y reduce el riesgo de condensaciones y humedades.
El calor se transmite por conducción, radiación o convección. El vacío es el mejor aislante, ya que, en ausencia de fluidos, el calor no puede transmitirse En la práctica, en vez de vacío se usan sistemas que encapsulan el aire, como el EPS, cuyas ‘celdillas’ inmovilizan el aire y dificultan la transmisión del calor.
Aislar térmicamente un edificio reduce la factura de la calefacción en invierno y la de la climatización en verano. Una vivienda de eficiencia energética con clasificación A puede llegar a consumir hasta un 90% menos de energía que una sin aislar. En clase B el ahorro sería del 70%.