9 de mayo: por una Europa con visión estratégica

“Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”. Esta frase, pronunciada por el ministro francés y ‘padre’ de la Unión Europea, Robert Schuman, resume en buena parte el espíritu del proyecto europeo. La base no es otra que la construcción de una Europa sólida, fuerte, en la que todas las parten sumen. Y este es, de hecho, el espíritu que en Knauf compartimos -y aplicamos- a diario.
Resulta significativo que la base del proyecto europeísta pusiera el foco inicialmente en el carbón y el acero, materias primas estrechamente vinculadas al desarrollo industrial. Sin duda, la industria fue el motor de desarrollo de una Europa que se recuperaba de las ‘cicatrices’ de la II Guerra Mundial.

Casi siete décadas después de la ya famosa ‘Declaración Schuman’, un 9 de mayo de 1950, la industria ha tomado un cariz mucho más sofisticado. La innovación y el diseño son ahora los factores clave, sometidos a la exigente dictadura de la globalización: se trata de obtener el máximo rendimiento sin perder de vista la competitividad. Y lo que es más importante: cada vez más, somos conscientes de que nada de esto tiene sentido si no es de forma respetuosa con el medio ambiente y con el entorno. El reto de la economía circular ya no es una quimera, sino una exigencia.
Se trata, por tanto, de una compleja partida de ajedrez en un tablero global. Esto significa que no cuenta el movimiento de cada una de las piezas, sino el sentido estratégico que se dibuja con la suma de todas ellas. ¿Cómo puede haber un proyecto realmente competitivo si sólo se sustenta en el cortoplacismo? ¿Cómo aportar más valor con ‘jugadas aisladas’ sin conexión entre sí? En la Europa del siglo XXI, nada tiene sentido si no se formula en términos estratégicos.

Desde Knauf asistimos, como espectadores pero sobre todo como players, a un momento especial del desarrollo industrial de Europa: la directiva sobre eliminación de plásticos de un solo uso es un claro ejemplo. Como en nuestro tablero imaginario, todas las piezas se mueven. Unas son eficaces para preservar el medio ambiente. Otras son especialmente eficaces en el progreso. Otras, en cambio, ayudan a mejorar en innovación. ¿Pueden, por tanto, funcionar por separado? Parece bastante claro que la respuesta es ‘no’.

En un momento de especial complejidad – Brexit, debates medioambientales, ciclos económicos, nuevos modelos de desarrollo urbano-, los nuevos retos que plantea Europa exigen unidad. Pero, por encima de todo, exigen visión estratégica.

Scroll al inicio