La sequía de este 2023 diezmó las cosechas de verano y volverá a hacerse notar en las de otoño. El impacto del cambio climático en la agricultura reclama una urgente adaptación agrícola al clima. Pero también, avanzar hacia una agricultura sostenible, aplicar nuevas tecnologías para mejorar el rendimiento de los cultivos y alargar la vida del producto poscosecha.
En este contexto cobran especial importancia los avances en tecnología aplicada de universidades, instituciones públicas y privadas y empresas de ingeniería aplicada. Es el caso de Knauf Industries y sus innovadoras soluciones de packaging para proteger y alargar la vida útil de la fruta, reduciendo mermas y valorizando el producto ante el punto de venta.
La agricultura en un año catastrófico
Desde el sector agrícola se perciben estos dos últimos años como la tormenta perfecta. Recientemente, Alfonso Gálvez, secretario general de ASAJA Murcia, apuntaba al cambio climático, la sequía o la inflación como algunos de los grandes retos del campo.
Asaja Murcia remarca "la necesidad de contar con recursos hídricos" en el Día Mundial de la Agricultura https://t.co/sL83zcbX9W
— Europa Press Murcia (@EPMurcia) September 9, 2023
Desafíos actuales en la agricultura
Entre los desafíos de la agricultura en 2023 se encuentra el reto del cambio climático, con sequías y lluvias torrenciales, el aumento de los precios de la energía, la necesidad de buscar alternativas sostenibles a los fitosanitarios y la búsqueda de soluciones de almacenaje y packaging que alarguen la vida del producto agrícola.
Cambio climático: sequía e inundaciones
El cambio climático altera los patrones de regulación del clima y trae como consecuencia, sequías prolongadas y lluvias torrenciales. Desde el año 2000, las grandes inundaciones han aumentado un 134% y las sequías, un 29%, con respecto a las dos décadas anteriores.
Desde Naciones Unidas y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) apuntan otro efecto a largo plazo: la progresiva salinización de las aguas subterráneas debidas al aumento del nivel del mar debido al deshielo de los hielos perpetuos reducirá los recursos hídricos en las próximas décadas.

Aumento de los costes de la energía
La subida de los precios del gasóleo, el gas y la electricidad han reducido notablemente la rentabilidad de muchos tipos de cultivos. También evidencian la vulnerabilidad del campo a los vaivenes de la energía.
El encarecimiento del gas por la guerra de Ucrania, sumado a las sanciones a Rusia y Bielorrusia, han repercutido directamente en un encarecimiento de los fertilizantes. Es fácil de entender si tenemos en cuenta que los abonos nitrogenados se fabrican a partir del nitrógeno del aire y el hidrógeno del gas.
Pero el gas también es vital para calentar los invernaderos, en especial, en aquellos países de climas fríos, como los del centro y norte de Europa. Cultivos como el del tomate o el pepino neerlandés se han visto afectados por este encarecimiento. Desde Coexphal (Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de la provincia de Almería) recocen que la campaña del tomate español 2022-23 aprovechó esa coyuntura para aumentar un 9% su facturación.

Finalmente, el gasóleo agrícola se ha situado en máximos desde 2008. Esta alza de los precios se ha compensado, en parte, con las ayudas excepcionales aprobadas desde el Ministerio de Agricultura hasta diciembre de 2023.
Fitosanitarios menos lesivos
La Directiva 2009/128 abrió el camino hacia un uso sostenible de los productos fitosanitarios con el fin de reducir sus riesgos y efectos para la salud humana y el medioambiente. En España se tradujo en un Plan de Acción Nacional para el uso sostenible de los productos fitosanitarios (PAN) entre 2013-2017, al que siguieron otros dos, 2018-22 y 2023-24.
Prolongar vida poscosecha
El encarecimiento de la producción y la incertidumbre climática aumentan la presión sobre el producto en poscosecha. Mejorar las técnicas de cosecha, almacenamiento y envasado es uno de los grandes desafíos para poder colocar más producto en el mercado o dedicar parte de la producción a la exportación.
La aplicación del poliestireno expandido (EPS) al packaging poscosecha es una de las soluciones que mejor contribuye a prolongar la vida del producto. Este material protege de los daños por vibraciones e impactos, y es 100% reciclable, un factor muy a tener en cuenta en una agricultura sostenible.
Un ejemplo de envases poscosecha apilable en EPS son las Agro Boxes de Knauf Industries. Estas cajas pueden llegar a reducir los daños en las piezas debidas a impactos hasta un 98% con respecto a otros materiales de envasado.
No hay que perder de vista que los impactos en la fruta poscosecha suponen un 14% en mermas, por lo que el EPS se convierte en un valioso aliado del productor. Además, al ser inerte, resistente a la humedad, conservador de la temperatura y transpirable reduce también las posibles pudriciones por condensación o altas temperaturas.
Nuestro I+D Lab puede diseñar soluciones personalizadas para cada producto, adecuando el tamaño, la forma y la presentación de los envases a las necesidades de cada productor (incluyendo impresión en serigrafía, offset o flexografía).
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Manejo de plagas y cultivos resilientes
Lograr la sostenibilidad en el campo demanda un delicado equilibrio entre el control de plagas que asegure la producción agrícola al término de cada campaña, y la reducción de aquellos fitosanitarios potencialmente tóxicos para los humanos, animales o medio ambiente.
Esta situación ha abierto un crudo debate en el seno de la UE, que pretende modificar el Reglamento (UE) 2021/21151 reducir los fitosanitarios autorizados y armonizar las políticas nacionales sobre su uso en todos los países miembros.
Los detractores a las políticas verdes europeas para lograr una gestión de plagas en cultivos con menos impactos ambientales aluden varios motivos en contra:
- Escasa disponibilidad de alternativas no químicas a los plaguicidas para acometer la Gestión Integrada de Plagas (GIP).
- Posible reducción de la producción por plagas y enfermedades que hasta ahora no suponían grandes riesgos.
- Encarecimiento de los alimentos por la reducción de oferta.
- Impacto en la soberanía alimentaria europea, que podría verse obligada a importar aquellos productos mermados por plagas, con su consiguiente impacto en la huella de carbono.
- Aumento de la carga administrativa para las pequeñas explotaciones.
Frente a esta corriente, se alzan otras voces favorables a una agricultura sostenible, o, al menos, cada vez más sostenible gracias a la Gestión Integrada de Plagas. Esta estrategia promueve el uso de técnicas alternativas (prevención, control biológico, uso de medios no químicos…).
Innovación tecnológica en el campo
Entre las principales tendencias en el sector agropecuario en su camino hacia una agricultura sostenible se encuentran:
- La mecanización inteligente.
- La aplicación de la inteligencia artificial predictiva.
- El paso a fitosanitarios encapsulados o biológicos.
- El autoconsumo energético.
- Las mejoras en packaging poscosecha.
Mecanización inteligente
Una de las grandes tendencias agrícolas es la aplicación de inteligencia artificial al uso de los fitosanitarios, de forma que solo se empleen en aquellas zonas infectadas, de forma rápida, precisa y en la cantidad mínima posible.
Inteligencia artificial (IA) predictiva
La IA y el machine learning también permiten identificar las malas hierbas, detectar el grado de maduración de la fruta o anticipar el peso de la cosecha total. Así es Fruktia, una herramienta predictiva desarrollada por el Ministerio de Agricultura para anticiparse a situaciones de sobreproducción de frutas de hueso y cítricos.
Esta innovación agrícola permite desarrollar estrategias de distribución alternativas para evitar caídas de los precios por exceso de oferta.

Microencapsulación
Los plaguicidas a base de cobre son una de las principales fuentes de contaminación en suelo agrícola. La encapsulación permite incrementar la retención de este metal en las hojas de las plantas, haciendo posible reducir la cantidad de cobre en cultivos como la lechuga, el tomate o la cebolla.
Este es el objetivo del proyecto microÚs de la Unidad de Mecanización Agraria (UMA) de la Universitat Politècnica de Catalunya, con financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y la Generalitat de Catalunya.
Producción de energía
Entre las nuevas tecnologías en la agricultura se trabaja con la posibilidad de aprovechar el suelo de cultivo para instalar paneles fotovoltaicos (sistemas agrovoltaicos). Esta energía puede servir como autoabastecimiento o distribuirse a terceros para sacar beneficio.
Packaging para modular la vida poscosecha
El packaging poscosecha se suma a las nuevas necesidades de una agricultura orgánica y con menos fitosanitarios. Pero también hace posible que dure más.
En este sentido, las cajas de poliestireno expandido (EPS), al permitir la transpiración de la fruta, reducen las pudriciones poscosecha por condensación de humedad, alargando su vida útil. La alta capacidad para absorber impactos de este material protege a la fruta de magulladuras durante el transporte que provocan la oxidación en la parte golpeada.
Nuestros envases Harvest de polipropileno expandido (EPP) optimizan la calidad de la uva para uso vinícola, como avala una investigación realizada por Knauf Industries en colaboración con la Universidad Miguel Hernández.
[Foto de harvest + enlace de contacto / texto: pregúntanos por nuestras cajas Harvest, solicita una llamada comercial]
Estrategias de adaptación al cambio climático
Hasta ahora muchas de las estrategias de cultivo para paliar el efecto del cambio climático en las explotaciones agrícolas, o la reducción de productos fitosanitarios, ponían el foco en desarrollar plantas más resistentes a plagas y sequías mediante ingeniería genética.
Otras estrategias, como la agricultura hidropónica, reducen el uso de agua y suelo cultivable, mejoran el rendimiento de los cultivos, a la vez que controlan de forma más eficiente los microorganismos e insectos lesivos.
En la actualidad se abren nuevas vías de estudio ya no en la planta, sino en el suelo de cultivo. La investigadora Ainhoa Martínez Medina dirige un proyecto del IRNASA-CSIC para modificar el microbioma del suelo con el fin de hacerlo hostil de forma natural a los insectos dañinos, sin necesidad de plaguicidas.

Consejos para una agricultura resiliente
La agricultura resiliente se refiere a la capacidad de un sistema agrícola para resistir, adaptarse y recuperarse de los impactos adversos o estresantes, como el cambio climático, la meteorología extrema, las plagas y enfermedades de las plantas y otros desafíos socioeconómicos.
Las recomendaciones para los agricultores sugieren adaptarse a la nueva realidad que marca el cambio climático y la situación política y económica. Esto implica diversificar cultivos, adoptar prácticas de conservación del suelo y estar al tanto de las últimas innovaciones agrícolas en cuanto a tecnologías, formas de cultivo y packaging.
En resumen:
- Diversificar cultivos y apostar por variedades que aporten valor y se alejen de la idea de comodity que rodea a buena parte de la producción hortofrutícola.
- Buscar alternativas biológicas a los fitosanitarios tradicionales (cultivos de barrera, feromonas, incorporar insectos depredadores de plagas…).
- Aplicar nuevas tecnologías mecánicas y digitales para la detección y erradicación de plagas, ahorrar en energía e implementar técnicas más eficientes de cultivo y cosecha.
- Racionalizar los cultivos acordes a las características del suelo y condiciones climáticas.
- Mejorar el packaging, tanto para prolongar la vida útil del producto, como para hacerlo visualmente más competitivo.
- Ampliar mercados pensando en la exportación.
FAQ Agricultura Sostenible
El cambio climático altera los patrones de regulación del clima y trae como consecuencia, sequías prolongadas y lluvias torrenciales. Desde el año 2000, las grandes inundaciones han aumentado un 134% y las sequías, un 29%, con respecto a las dos décadas anteriores.
Entre las principales tendencias en el sector agropecuario en su camino hacia una agricultura sostenible se encuentran la mecanización inteligente, la aplicación de la inteligencia artificial predictiva, el paso a fitosanitarios encapsulados o biológicos, el autoconsumo energético y las mejoras en packaging poscosecha.
Las recomendaciones para los agricultores sugieren adaptarse a la nueva realidad que marca el cambio climático y la situación política y económica. Esto implica diversificar cultivos, adoptar prácticas de conservación del suelo y estar al tanto de las últimas innovaciones agrícolas en cuanto a tecnologías, formas de cultivo y packaging.