La huella de carbono se ha convertido en uno de los términos más googleados en los últimos años. Los coches, las viviendas o cualquier producto que queramos comprar buscan reducirla.
De hecho, dentro de los objetivos 2030 de la Unión Europea se encuentra el compromiso vinculante de reducir la huella de carbono en un 55% con respecto a las emisiones de 1990. Y alcanzar la neutralidad climática dentro de la UE para 2050.
Reducir la huella de carbono y su impacto en el cambio climático es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Pero, ¿sabes bien qué es y qué implica?
¿Qué es la huella de carbono y cómo nos afecta?
La huella de carbono es la suma de todos los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera.
Algunos son tóxicos. Otros, como el CO2 son necesarios para la vida, pero en cantidades normales. Cuando sus niveles aumentan dramáticamente, como lleva sucediendo en las últimas décadas, se convierten en un problema medioambiental.
El CO2 interviene en la fotosíntesis de las plantas. Además, absorbe la energía infrarroja de la atmósfera, calentando la superficie terrestre.
Sin el CO2, la temperatura de la superficie sería de unos -19,5 grados, en vez de los 15ºC de media.
Un ambiente templado permite la vida animal y los cultivos a temperaturas agradables en la mayor parte del planeta.
Durante milenios sus niveles han permanecido estables. El gran problema al que se enfrenta la Humanidad ahora es que estamos generando demasiado CO2 y otros gases que hacen que ese calor aumente, pasando de agradable a alarmante.
Por si fuera poco, la deforestación y la contaminación de los océanos reduce su capacidad como sumideros naturales de carbono, es decir, cada vez neutralizan menos el exceso de CO2. Cuanto menos dióxido de carbono se absorbe, más se calienta el planeta.
Hemos logrado que la superficie terrestre se convierta en un gran invernadero cuya temperatura no para de crecer. Por eso a estos gases se les conoce también como gases de efecto invernadero. Son los responsables del cambio climático. En la huella de carbono, cuentan tanto los gases emitidos por las personas de forma directa o indirecta, como los resultantes de fabricar un producto, montar una industria o montar un evento.

Huella corporativa y huella de producto
Los humanos también dejamos huella de carbono con cada una de nuestras acciones. Hay hasta apps que nos ayudan a calcularla. En la industria se tienen en cuenta dos enfoques: la huella corporativa y la producto.
- Huella corporativa. GEI emitidos de forma directa o indirecta en todas sus actividades (producción, iluminación y calefacción de oficinas, transporte, limpieza…).
- Huella de producto). GEI que se producen a lo largo del ciclo de vida de ese producto: desde cómo se extraen las materias primas y se fabrica, hasta el final de su vida útil.
Cuanto más larga sea la vida útil de un producto y más fácil sea su reutilización o reciclado, menor huella de carbono.

Gases de efecto invernadero, ¿sabes cuáles son?
CO2
El CO2 es el más conocido por ser el más abundante y el principal responsable del calentamiento global. En su mayor parte es fruto de la actividad industrial humana en la que intervienen combustibles fósiles, madera, restos agrícolas… También se genera en los incendios forestales y en las erupciones volcánicas.
Metano (CH4)
Se produce, entre otros, en la digestión del ganado vacuno. También surge en la fermentación anaeróbica.
Óxido de nitrógeno (N2O)
Surge con los fertilizantes nitrogenados, pero también en los tubos de escape de los coches, los motores de las aeronaves y la quema indiscriminada de biomasa.
Ozono troposférico (O3)
Fruto de una reacción entre los humos de los tubos de escape y la radiación ultravioleta.
Hidrofluorocarbonos (HFCs), perfluorocarbonos (PFCs) y hexafluoruro de azufre (SF6)
Su uso aumenta tras la prohibición del uso de los CFS en la UE . Se emplean como refrigerantes o aislantes. En la Conferencia de Doha se añadió a la lista de los GEI otro fluoruro, el trifluoruro de nitrógeno (NF3).
El CO2 no es tóxico para ti, sí para el planeta
Cualquier actividad humana genera CO2. Lo producimos al exalar aire, pero podemos beberlo en las burbujas en las bebidas carbonatadas.
Se trata de un gas inodoro, que podemos respirar o tragar sin intoxicarnos. Todo lo más desplaza el espacio que debería ocupar el oxígeno, que es lo que sucede en una habitación mal ventilada y llena de gente.
También se genera con la combustión. Y ese es el gran problema. La Revolución Industrial se basó en motores y maquinaria impulsada por energía resultante de la combustión y su uso ha crecido sin freno desde entonces.
¿Dónde está el problema? El CO2 contribuye al calentamiento global, es decir, hace que aumente la temperatura del planeta y puede permanecer siglos en la atmósfera.
Los océanos y los bosques absorben una parte (por eso se llaman sumideros de carbono). Pero no dan abasto.
La solución a la emergencia climática, por tanto, se apoya en dos palancas:
- Reducir las emisiones de carbono
- Incrementar el peso de los sumideros de carbono (compensar la huella de carbono)
Ambas acciones contribuyen a la descarbonización de la atmósfera.

Qué importancia tiene en el sector industrial la reducción de la huella de carbono.
La implementación de la huella de carbono en la industria comporta riesgos, pero también, nuevas oportunidades.
Riesgos: | Oportunidades: |
Realizar una auditoría para detectar ineficiencias energéticas supone un coste, que se aumenta con el coste que supondrá subsanarlas. | Reducción eficiente de costes energéticos en la producción. |
La falta de unidad en los organismos, etiquetas y metodología de medición dificulta a día de hoy hacer comparativas reales entre distintas productos u organizaciones. | Estímulo para la innovación tecnológica. Toda investigación en procesos y materiales con menor huella de carbono siempre es un avance. |
La falta de información puede llevar a confundir huella de carbono con otros impactos ambientales. Un ejemplo son los bioplásticos de origen agrícola, donde el uso de fertilizantes y pesticidas puede generar acidificación del suelo o eutrofización. | Al generalizarse la preocupación por la huella de carbono, así como las acciones para mitigarla, crece la demanda de productos y servicios con baja huella. Es decir, a largo plazo se abren nuevas oportunidades de mercado para industrias descarbonizadas. |
Mejora de imagen corporativa de aquellas industrias impulsoras de cambios o que implementen mejoras. | |
Ventajas competitivas para las industrias con menor huella y mejor imagen corporativa | |
Adoptar cambios de forma voluntaria prepara con antelación a la industria ante futuras regulaciones medioambientales. |
Cómo se calcula la huella de carbono
La huella de carbono se calcula sumando todas las actividades que emiten gases de efecto invernadero teniendo en cuenta la cantidad de gases emitidos en cada una de ellas en un período determinado de tiempo, normalmente, 100 años.Para hacerlo, se establecen equivalencias entre el impacto de cada gas comparado con el CO2. La medida se expresa en dióxido de carbono equivalente (CO2 eq).
Recuerda: La huella de carbono no solo se tiene en cuenta las emisiones de CO2, sino todas las emisiones GEI
1. Qué hay que sumar
Lo primero es recoger qué actividades generan GEI (por ejemplo, el gas natural para la calefacción, en KWh) y cuántos GEI genera esa actividad al año
2. En qué unidad se mide
Como el CO2 es el principal responsable del calentamiento global, todas las emisiones del resto de gases se expresan en relación al carbono.
Por eso la medida universal es el dióxido de carbono equivalente (CO2 eq). Señala el potencial de calentamiento atmosférico o potencial de calentamiento global (PCG) de una unidad de CO2. También lo puedes encontrar por sus siglas en inglés Global Warming Potential (GWP).
3. Qué actividades se tienen en cuenta
A la hora de hacer el cálculo se definen 3 alcances:
- Alcance 1. Emisiones directas de GEI (combustible para la fábrica, climatización, transporte en medios propiedad de la empresa…).
- Alcance 2. Emisiones indirectas, pero relacionadas con la energía que consume esa empresa (cuánto contamina su electricidad).
- Alcance 3. Emisiones generadas por proveedores, viajes, transporte de las mercancías con subcontratas…
Conocer la huella de carbono en la industria permite mejorar la eficiencia energética o productiva. Esto facilita reducir la factura energética, contribuye a la lucha contra el calentamiento global, mejora la reputación corporativa y facilita la captación de inversores.

Cambio climático y transición energética
Desde finales del siglo XIX, la temperatura de la superficie del planeta ha aumentado en 1ºC grado centígrado. Sin embargo, buena parte de ese aumento se concentra en los últimos 40 años, los de mayor industrialización basada en combustibles fósiles.
La evidencia del calentamiento global ha propulsado la investigación en mecanismos que mejoren la eficiencia energética y se están impulsando las energías renovables: solar, eólica y su contribución al hidrógeno verde. La transición energética busca pasar de energías contaminantes a otras más sostenibles o 100% renovables como forma de detener el cambio climático.
Reducción de huella de carbono. Consejos para la descarbonización
Hay muchas formas de reducir la huella de carbono: mejorar la eficiencia energética e incorporar renovables, eliminar ineficiencias en uso y reciclaje, alargar la vida útil del producto y buscar la circularidad, crear materiales más ligeros, promover cambios en proveedores y compensar.
a) Mejorar la eficiencia energética.
Invertir en maquinaria más eficiente y con menor consumo energético. También, instalarse. En instalaciones de eficiencia A o B, o acometer una rehabilitación que mejore el aislamiento.
La utilización de SATE (Sistemas de Aislamiento Térmico Exterior) permite reducir la fuga de calor de la calefacción en invierno y reduce el calor del exterior en verano.
La transición energética a energías renovables (solar o la eólica), así como instalar paneles solares en las instalaciones, contribuye a descarbonizar.
b) Eliminar otras ineficiencias a nivel transversal.
En el plano corporativo dentro de las sedes, implica evitar la iluminación de espacios no utilizados, la climatización o calefacción excesivos, cambiar halógenos por leds, aprovechamiento de luz natural…
Otra forma de mejorar es incorporar el ecodiseño pensando en alargar la vida útil del producto y facilitar su reciclaje es una necesidad de la economía circular. Los productos monomaterial y 100% reciclables cumplen mejor con este requisito medioambiental.
Aligerar el peso del producto o de los embalajes reduce el combustible para el transporte. El EPS y el EPP en esto son imbatibles por sus prestaciones en cuanto a protección y ligereza. Trazar rutas con criterios de proximidad también optimiza el transporte.
c) Alargar el ciclo de vida.
Hacer productos más duraderos. O facilitar su reutilización y/o reciclado
d) Aligerar materiales.
El transporte es uno de los grandes generadores de carbono. Reducir el peso del producto y su packaging reduce el gasto de combustible por kilómetro.
d) Cambios en los proveedores.
La huella de carbono de un proveedor repercute en el total de una empresa. Incentivar o apoyar financieramente esos cambios redunda en una mayor descarbonización.
f) Compensar.
Cuando ya no es posible reducir más la cantidad de carbono que se genera en la actividad productiva, se puede solicitar la ‘compensación’.
El Ministerio para la Transición Ecológica cuenta con un Registro de Huella de Carbono, de carácter voluntario, donde las empresas pueden establecer un compromiso de reducción de emisiones.
Una vez calculado, se les ofrece participar en proyectos de repoblación forestal en zonas donde antes no había bosques, o han desaparecido en un incendio forestal.
Si la cantidad de CO2 compensado iguala o supera la generada al cabo del año por esa empresa, se considera que ha alcanzado la neutralidad en carbono.

Knauf en busca de la huella de carbono neutra
En Knauf Industries llevamos años volcados en la sostenibilidad medioambiental, tanto en nuestras instalaciones como en nuestros productos.
Reducción de huella de producto
EPS y EPP son materiales muy ligeros (el 98% es aire) y con múltiples prestaciones en la industria: embalajes, elementos de protección, piezas para automoción, sistemas de aislamiento exterior (SATE) y piezas de construcción…
Al ser monomaterial, son 100% reciclables por procedimientos mecánicos.
Todas estas cualidades –ligereza y monomaterial -contribuyen notablemente a reducir la huella de CO2 de producto.
Además, en los últimos años hemos enriquecido nuestro catálogo con materiales plásticos reciclados que suponen un salto en la sostenibilidad. Es el caso de R’KAP®, un termoformado fabricado a partir del reciclaje químico de plásticos postconsumo.
CELOOPS®, un material con idénticas prestaciones que el poliestireno expandido, pero fabricada a partir del reciclaje químico de plásticos reciclados.
NEOPS®, un estireno obtenido a partir de biomasa no agrícola. Además, nuestros embalajes alimentarios pueden tener una segunda vida, tras un reciclaje mecánico, como piezas técnicas para la industria o la construcción, siempre que así lo permitan.
Reducción de huella corporativa
Aunque el compromiso venía de mucho antes, en 2020 ratificamos todos los principios del UN Global Compact, así como otros muchos compromisos con el bienestar planetario. Algunos de esos compromisos se plasman en la instalación de puntos ecoEPS en nuestras instalaciones para la recogida y reciclaje del poliestireno expandido.


Además, hemos implementado sistemas de contención de los gránulos de plástico (Operation Clean Sweep, OCS) en nuestras fábricas.
Hay muchas formas de reducir la huella de carbono: mejorar la eficiencia energética e incorporar renovables, eliminar usos ineficientes, alargar la vida útil del producto, crear materiales más ligeros y productos monomaterial, promover cambios en proveedores y compensar.
La huella de carbono es la suma de todos los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera. Son los responsables del cambio climático.
La huella de carbono permite mejorar la eficiencia energética o productiva. Esto facilita reducir la factura energética, contribuye a la lucha contra el calentamiento global, mejora la reputación corporativa y facilita la captación de inversores.
La huella de carbono se calcula sumando todas las actividades que emiten gases de efecto invernadero teniendo en cuenta la cantidad de gases emitidos en cada una de ellas. Se expresa en dióxido de carbono equivalente (CO2 eq).