El origen de los plásticos en general y del EPS en particular, basado en el petróleo en una reducida porción, está pasando factura a la imagen pública de este material que forma parte de la vida cotidiana de la mayoría de sectores industriales y hogares en el mundo. La Unión Europea ha puesto el foco en eliminar el uso de plásticos de un solo uso y todas las miradas se han fijado en algunas aplicaciones como las cajas de pescado de poliestireno expandido, también conocido como Airpop o EPS.
Llegados a este punto, conviene profundizar en las principales afirmaciones, más o menos infundadas, que se están vertiendo sobre el poliestireno expandido.
La directiva europea contra los plásticos de un solo uso afecta a las cajas de plástico EPS
Falso. En realidad, este envase no se ve afectado, sino los vasos y contenedores de bebida y de comida rápida preparada para llevar o consumir en el punto de venta.
El impacto del EPS en el medioambiente es mayor que el del cartón
Falso. En realidad, la fabricación de una caja de pescado de EPS consumo tres veces menos agua que la de cartón. Asimismo, la cantidad de energía usada para producir cartón es mayor que en el Airpop, según datos de AFCO (Asociación de Fabricantes de Envases y Embalajes de Cartón Ondulado). Hay que tener en cuenta que, en la producción de EPS, solo el 2% es poliestireno y el 98% restante es aire.
Profundizando en esta cuestión, producir cartón corrugado precisa un 78% más de materias primas que el poliestireno expandido. Dicho de otro modo, por cada kilo de cartón corrugado, podríamos producir más de cuatro kilos de EPS, utilizando la misma cantidad de materias primas. El cartón implica un mayor consumo en madera, lignito, tintas, adhesivos, hidróxido de aluminio y almidón. Además, el Airpop genera un 17% más de energía que la que se necesita para producirlo.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta es el rendimiento de las cajas de pescado hechas con EPS. Las características de este envase (que resiste a la fuerza mecánica y a la humedad, tiene capacidad para conservar la temperatura, es ligero y ofrece una mayor capacidad de apilamiento durante el transporte) contribuyen a proteger el producto de la forma más eficiente, con el ahorro económico y energético que esto supone.
El plástico no es reciclable
Falso. El poliestireno expandido es 100% reciclable mediante distintos procedimientos que van desde los más mecánicos hasta los más sofisticados. De este modo, el material vuelve a iniciar su ciclo de vida en forma de nuevo EPS, de material urbano o para la construcción, aislante térmico, combustible, etc. A resultas de esta elevada reciclabilidad, encontramos casos de éxito como el de Knauf Industries, que genera un ahorro anual equivalente a cuarenta millones de unidades de portaminas.
El EPS puede ser perjudicial para la salud
Falso. Los expertos no han encontrado ningún motivo de preocupación con respecto al impacto del Airpop en la salud. Según un estudio de la Universidad de Harvard, tampoco corren riesgo alguno los empleados que trabajan en su producción. Si nos centramos en el ejemplo de las cajas de pescado, el EPS cumple la legislación de plásticos en contacto con alimentos. Además, al ser un potente aislante térmico, garantiza el mantenimiento de la cadena de frío y, por lo tanto, la calidad del producto final. Esto también tiene como consecuencia la reducción del desperdicio alimentario.
Hay una falta de concienciación en la industria del plástico y en la sociedad
Falso. Más de 55 países se han adherido al programa Operation Clean Sweep (OCS), por el que las empresas del sector de los plásticos se comprometen a llevar a cabo acciones para evitar que el material termine en el mar o sin reciclar. Knauf Industries es una de las empresas adheridas a esta iniciativa. Además, alrededor de 250 empresas de todo el mundo han firmado el compromiso New Plastics Economy Global Commitment para actuar en la crisis de contaminación y residuos de plástico en colaboración con el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Algunos datos más que invitan al optimismo: la aportación de los ciudadanos al contenedor amarillo creció un 12,3% en 2018. Tomando en consideración las 1,45 millones de toneladas de envases de plástico, latas, briks y envases de papel y cartón que se reciclaron, se evitó la emisión de 1,6 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, según datos de Ecoembes.
El compromiso empresarial, la concienciación ciudadana y la implicación de la administración, ampliando los contenedores y puntos de reciclaje disponibles, son factores clave que están permitiendo un uso cada vez más responsable del plástico.