“El packaging sostenible es un reto y una oportunidad para las empresas”. En boca de un político o del presidente de una compañía multinacional, podría tratarse de poco más que una declaración de intenciones, pero en este caso es una especialista en sostenibilidad quien lo dice, a partir del análisis de datos y tendencias del mercado.
María Coronado, consultora senior en Euromonitor International, ofreció una de las conferencias más interesantes de la VII Inmersión Estratégica del Packaging Cluster, en la que hizo un repaso de los diferentes retos a los que se enfrenta la industria del empaquetado teniendo en cuenta la creciente conciencia medioambiental de los consumidores, los cambios normativos y las oportunidades de negocio que ofrece la adaptación a procesos de producción más sostenibles.
Hay datos que dan una idea de la dimensión del packaging en nuestra sociedad y del peso que tiene el plástico en esta industria. Para empezar, el consumo de productos empaquetados a nivel mundial creció de casi 2,5 billones de unidades en 2004 a más de 3,6 billones en 2018. En el mismo periodo, el peso del plástico en los embalajes pasó de representar el 57% al 64%. Los europeos occidentales somos responsables en buena medida de este crecimiento, pues somos los que consumimos más packaging de plástico: 802 unidades por persona y año. Los norteamericanos se sitúan en segundo puesto, con 772. En Oriente Medio y África se “conforman” con 67.
La previsión de Euromonitor International es que el consumo de packaging continúe incrementándose durante los próximos años. En España, por ejemplo, hasta 2023 lo harán las botellas de PET un 12,7%, el aluminio flexible y el plástico un 9,7%, y el vidrio un 9,1%.
El ritmo de consumo sigue aumentando en todo el mundo, y lo hace más rápido en los países en vías de desarrollo. Si en 2004 acaparaban el 48% de los envases de plástico, el año pasado habían alcanzado ya el 63%. “Estos países están creciendo muy rápido y adoptando las conductas de consumo occidentales sin disponer de las suficientes estructuras de reciclaje”, apunta María Coronado.
Hasta ahora buena parte de los residuos que generamos en Europa se exportaban a los países asiáticos para su tratamiento, pero esto está cambiando, porque ellos tienen que procesar una cantidad creciente de residuos propios y porque también entre su población aumenta la conciencia medioambiental. “Es un problema grave, porque la infraestructura de la industria del reciclaje no es suficiente para gestionar la enorme cantidad de residuos que producimos”, alerta la experta en sostenibilidad. Por tanto, el reto para las empresas es fabricar un empaquetado 100% biodegradable y apostar decididamente por la economía circular.
Como fabricante de packaging, Knauf Industries está comprometida de lleno con la reducción del impacto de los procesos industriales sobre el medio ambiente, y por eso se adherió en junio al programa Operation Clean Sweep, cuyo objetivo es evitar la transmisión de restos plásticos a la biosfera. Además, ha creado un certificado de sostenibilidad para sus envases de poliestireno expandido (EPS), material compuesto en un 98% por aire, ideal para el desarrollo de la economía circular.
La conciencia medioambiental del consumidor aumenta, así que también tiene que mejorar la comunicación de las empresas en cuanto a su compromiso con la sostenibilidad y la transparencia de las administraciones respecto al tratamiento de los residuos. “La gente valora el etiquetado sobre reciclaje, pero percibimos una tendencia a la baja porque hay desorientación respecto a cómo se tratan los residuos”. Las imágenes de playas llenas de plástico y sus consecuencias sobre la fauna marina influyen en este cambio de percepción. Así, en los dos últimos años la confianza de los consumidores en las etiquetas de producto reciclable ha descendido un 7%.
Paralelamente, se suceden los anuncios de grandes compañías respecto a la introducción de prácticas sostenibles en el empaquetado. “Es inconcebible que un producto diseñado para un solo uso tenga una vida útil de miles de años”, remarca María Coronado. “Las empresas se han dado cuenta de que invertir en sostenibilidad puede ser rentable, por imagen de marca, pero también económicamente, porque los consumidores lo premian”.
Existen diferentes tendencias en la gestión del packaging. Hay compañías que apuestan por reducir el uso de plástico, otras lo eliminan de sus procesos, las hay que buscan componentes 100% biodegradables, y en general experimentan con diferentes formatos y materiales. Así, nos encontramos con un aumento del uso de los envases metálicos y de papel (incluso para bebidas y productos de belleza), de los reutilizables (como es el caso de las cajas de EPP de Knauf Industries), compostables e incluso comestibles (las pajitas para bebida, por ejemplo).
“El problema de la sustitución del plástico en los envases es que en realidad no sabemos muy bien qué componentes incorpora el packaging alternativo”, advierte María Coronado. Además, “hay que tener en cuenta que para gestionar los residuos se necesita infraestructura, y en cada parte del mundo la situación es diferente”.
La información es básica para que la ciudadanía no recele. En Knauf Industries estamos convencidos de la sostenibilidad de nuestros procesos y de las cualidades de los materiales y productos que generamos. Los envases de EPS son una de las mejores soluciones posibles para reducir la generación de residuos y fomentar la reutilización, ya que son 100% reciclables y, entre otros datos relevantes, su fabricación requiere un 78% menos de materias primas que, por ejemplo, el cartón corrugado.