¿Los avances tecnológicos se adaptan a las necesidades de la sociedad o es la sociedad la que se adapta a los cambios que marca la tecnología? Sea como sea, nos encontramos en lo que se conoce como cuarta revolución industrial, la que tiene que ver con la nanotecnología, los nuevos materiales, el internet de las cosas… Una época en la que lo que ayer era innovador, hoy ya ha quedado obsoleto. Un momento de evolución tecnológica continua, en el que la innovación ofrece tantas oportunidades como frustra las de quienes se resisten a adoptar los cambios.
La industria del packaging también participa en este escenario, porque las soluciones que han servido hasta ahora tendrán poco sentido en un mundo donde, cada vez más, todo debe causar impacto a primera vista.
“Los objetos bien diseñados adquieren un valor emocional para el usuario”, señala Josep Maria Ganyet, periodista especializado en tecnología y profesor de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona. Durante la VII Inmersión Estratégica del Packaging Cluster, ofreció la conferencia “El ser humano en la 4ª revolución industrial”, centrada en el panorama vertiginosamente cambiante que dibuja la tecnología.
Como en la leyenda de los granos de trigo y el tablero de ajedrez, los avances se producen de forma exponencial, de manera que los smartphones que hoy en día llevamos en nuestro bolsillo son muchísimo más potentes que los ordenadores personales que hace solo unos años eran resultado de la tecnología punta.
“La próxima evolución del ordenador será que desaparecerá de nuestras vidas”. Será sustituido por las “ciudades inteligentes”, según Ganyet. “Estaremos totalmente interconectados, sin necesidad de terminales, aunque el grado de inteligencia de la ciudad dependerá de la inteligencia de sus habitantes, del uso que se haga de todo ese potencial”, advierte.
Adaptación y flexibilidad
Asomarse a semejante escenario puede resultar mareante, pero no es ciencia ficción sino una cuestión de tiempo, así que lo inteligente por parte de las empresas es adaptarse a las nuevas realidades y ser lo bastante flexibles como para incorporar los cambios que se vayan produciendo.
Hay que tener en cuenta, además, que la interconexión permanente a través de internet y las redes sociales provoca que los modelos de éxito se retroalimenten. Es decir, “cuanta más gente usa un servicio, este funciona mejor y, por tanto, más gente confía en él, hasta el punto que cada vez personaliza mejor el contenido”. Por eso, resulta imposible competir con Netflix, Whatsapp, Google o Youtube.
Los condicionantes son muchos; parece complicado encontrar un hueco en ese mundo que hasta hace pocos años ni siquiera imaginábamos, sobre todo si te dedicas a una actividad que siempre ha tenido claro el marco en el que se desarrollaba.
Sin embargo, hay espacio para innovar desde los márgenes de un escenario de innovación continua. “El packaging debe tener en cuenta, ya, que el primer impacto que van a recibir los consumidores es a través de lo digital, un selfie en Instagram, por ejemplo”, subraya Josep Maria Ganyet. Es la época del “me, me, me” (en inglés), en la que todos queremos ser protagonistas y unos pocos (los influencers) lo son mucho. “Nosotros mismos nos hemos convertido en envoltorio de aquello que compartimos en las redes”.
Soluciones “figitales”
Ya hay marcas que han conseguido dar relevancia a sus productos a través de propuestas imaginativas de packaging, que combinan lo digital con experiencias físicas, tangibles, interesantes. Las apps móviles ofrecen un abanico interminable de posibilidades. Es lo que se ha bautizado como “figital”: lo digital anticipa, con múltiples opciones, la experiencia que nos proporcionará el producto físico.
En Knauf Industries ya estamos explorando este campo, aplicándolo a soluciones de packaging no solo innovadoras, sino también sostenibles. Mediante la app de realidad aumentada ARKNAUF, el usuario puede elegir el modelo de empaquetado que mejor se ajuste a sus necesidades y adaptar en él cualquier diseño personalizado para tener una idea clara de cómo quedará el producto acabado.
Nuestros packagings de polipropileno expandido (EPP) y poliestireno expandido (EPS) son ideales para e-commerce, soluciones industriales, electrodomésticos, alimentación y automoción. Además, son 100% reciclables y, compuestos en un 98% por aire, reducen al mínimo la huella de carbono.
Las soluciones industriales deben pasar necesariamente por la sostenibilidad, porque, como advierte Josep Maria Ganyet, el planeta Tierra es el principal ordenador de que disponemos y el principal envoltorio, uno que no es sustituible.