Guillermo Dufranc es uno de los divulgadores más importantes del mundo del packaging y se describe a sí mismo como “apasionado por cambiar el mundo con el packaging, uniendo sostenibilidad, marcas y packaging”.
Recientemente ha publicado su libro Packaging para salvar el planeta y desde Knauf Industries hemos querido hablar con él para conocer de primera mano cómo podemos ayudar a las empresas a que su packaging sea más amigo del medio ambiente.
¿En qué consiste exactamente la problemática de los residuos del packaging para las empresas? Lo analizamos en una entrevista con Dufranc en la que nos deja un mensaje claro: contar con un packaging sostenible ya no es una opción para las empresas, sino una obligación.
Empresas y plástico: la problemática actual
La concienciación en sostenibilidad: cuestión de tiempo
En nuestra conversación, Guillermo Dufranc afirma que, según ha detectado, la preocupación sobre sostenibilidad forma un continuo entre las empresas más concienciadas y las que menos lo están.
Recuerda que se trata de un proceso que viene de largo: “Desde la Revolución Industrial, se priorizó la producción en masa y la disponibilidad de productos para el consumo masivo, lo cual aportó conveniencia a los consumidores. Hemos logrado un nivel de vida y confort sin precedentes en la historia gracias a esos avances”. No obstante, este proceso se llevó a cabo “sin tener en cuenta el impacto que este desarrollo generaba en el medio ambiente”.
En concreto, Dufranc cita como el problema principal el ignorar “el fin de vida de los productos, es decir, cómo impacta un producto en el medio ambiente cuando ya no sirve”.
Conforme la población, empresas y gobiernos han tenido más información sobre el impacto medioambiental de la producción, se han ido tomando medidas. Esto se ha intensificado en los últimos años y, muy especialmente, tras la pandemia, cuando, según Dufranc, “despertó una conciencia individual y colectiva sobre la sostenibilidad y se intensificaron las acciones”.
Cambiaron mentalidades individuales y también las acciones de las empresas, y cita su caso personal como ejemplo: “Por mi parte, empecé a centrarme más en el tema de la sostenibilidad en el packaging y quise tratarlo en profundidad. Además, abrí mi canal de Youtube y escribí mi último libro. En esta labor, además, encontré eco en muchas otras personas y empresas que también están interesadas en el tema”.
Desde su posición como experto, afirma haber “detectado un cambio diametral en las empresas: se busca ver qué acciones son posibles para reducir el impacto medioambiental”.
En cualquier caso, cree que es importante “partir de lo que está haciendo la empresa en cuestiones de sostenibilidad y después ver cómo comunicarlo en el packaging. La empresa debe tomar acción y después comunicar sus acciones, y no al revés”.
Esto, a su vez, ha sido facilitado por el desarrollo de nuevos procesos y productos más sostenibles: “Existe más divulgación y más oferta de materiales, de procesos (entidades que se ocupan de recolección, energías renovables…)” en lo que Dufranc describe como “un gran conjunto que va avanzando cada vez más parejo entre esfuerzos voluntarios para mejorar la sostenibilidad y la estructura convencional obsoleta”.
Una estructura para el fin de vida: “la falla del sistema” y la solución de la circularidad
En Packaging para salvar el planeta, Dufranc comienza con una frase que es toda una declaración de intenciones: “El residuo es solo la parte visible de un sistema con fallas”.
Al preguntarle por esto, el experto en packaging recuerda que “en la naturaleza nada se tira, todo se transforma”, una lección que nuestro sistema productivo y económico no ha aprendido. “Con los materiales técnicos esto no pasa, ni tampoco con los biológicos porque no se ha creado un sistema para que se transformen”.
Dufranc identifica aquí la clave del problema con los residuos: “Sería necesario crear dos circuitos diferenciados para gestionar el fin de vida de los productos: uno para materiales técnicos y otro para materiales biológicos”.
En base a la investigación que ha realizado para escribir su nuevo libro y su práctica como profesional, podemos extraer también que es vital que, por un lado, los materiales biológicos puedan ser compostados y convertidos en biogás y fertilizantes. En este punto recalca que “es importante comprender también que existen materiales biodegradables que son contaminantes. Se debe por tanto buscar que los materiales sean compostables, es decir, que se descompongan en un máximo de 180 días”.
Respecto a los materiales técnicos, (entre los que cita: vidrio, metal, plástico…), afirma que la receta de éxito pasaría por “utilizarlos como insumo para crear o nuevos envases o nuevos productos, o productos que sigan un circuito de downcycling”.
En definitiva, se trata de pasar de un “esquema lineal que hace que sigamos extrayendo materias primas para seguir produciendo para seguir enterrando desperdicios” a un esquema circular donde “cuando algo sale de una fábrica, está pensado para ver cómo vuelve”.
En este último caso, la clave es que exista “una infraestructura e información para implementar el cambio”.
Problemática del packaging
El plástico: “No existe una problemática con el material en sí, sino con la manera en que lo usamos”
En la conversación entre Knauf Industries y Guillermo Dufranc, surge la conversación sobre el plástico y la mala reputación de este material en los últimos años.
Preguntado por la razón de esta mala reputación, Dufranc cita como la principal razón el que este material ha sido “ampliamente empleado y descartado sistemáticamente, promovido por una cultura que priorizaba la conveniencia, la comodidad y la calidad de vida. Como es tan ampliamente utilizado y descartado, empezó a aparecer en lugares que no nos gusta y a generar ciertas imágenes desagradables relacionadas con el medio ambiente”.
De este modo, Dufranc llega a una conclusión consolidada: “El plástico es un problema no por el material en sí, sino por la manera en que, hasta ahora, nos hemos relacionado con él, descartándolo sistemáticamente”.
En otras palabras, el problema viene de la falta de infraestructura para recuperar los residuos y la falta de conciencia. “Esta falla es humana, no está causada por ningún material, packaging o empresa concretas. Es decir, si no existiera el plástico y estuviéramos usando vidrio, latas, y papel del mismo modo, también existiría este problema. No es por tanto una problemática del material sino de la manera en que lo usamos”.
Por ello, cree que la solución pasa por “una acción coordinada y compartida que tiene que estar en conjunto entre empresas, sociedad, gobiernos y regulaciones”.
Continuando sobre la reputación del plástico y las soluciones de packaging que, a juicio de Dufranc, serían más sostenibles, el experto recuerda que “de acuerdo a los análisis del ciclo de vida, si reemplazamos el plástico por otros materiales, incrementamos el calentamiento global”.
En este sentido, afirma que “a nivel industrial y de packaging, el plástico es muy eficiente, por la poca cantidad de energía que consume en su producción, la eficiencia que ofrece en la protección, y su poco peso”.
En otras palabras, “reemplazar el plástico es peor para la contaminación ambiental que utilizarlo”, algo que ocurre con todos los materiales alternativos “salvo con algunos bioplásticos basados en plantas e insumos naturales, que logran bajar la huella de carbono porque no provienen de la industria del carbono”.
Dufranc explica que, ya que las plantas capturan dióxido de carbono, algunos bioplásticos pueden resultar más sostenibles que el plástico. No obstante, también es importante tener en cuenta que también existe una discusión sobre estos materiales debido a que los monocultivos pueden perjudicar la calidad del suelo o consumo de agua, entre otros problemas, que es necesario tener en cuenta a la hora de elegir los materiales de acuerdo a criterios de sostenibilidad.
Finalmente, el experto recuerda que hay aspectos muy mejorables en la gestión del plástico hoy en día, como la eliminación de “distintas combinaciones de plástico que, en el fin de vida, son más complejos que otros” y la eliminación de materiales técnicos como el plástico en lugares biológicos.
Las barreras al cambio y la solución
Dufranc cita tres barreras importantes que, hasta hoy, han frenado la creación de una estructura más eficiente sobre el fin de vida del packaging.
Barrera comercial
Por un lado, la barrera comercial, que supone que “no hay disponibilidad de materiales o de procesos sostenibles, o los materiales alternativos son más caros”. Como solución a esta barrera, Dufranc afirma que este problema evoluciona “conforme hay más demanda o se aplican regulaciones, como está ocurriendo con el reciclaje, que está volviéndose más económico”.
Barrera técnica
Por otro lado, la barrera técnica implica que existen materiales que quizás no han sido buenos para el medio ambiente pero sí a nivel técnico. Dufranc cita la investigación en la creación de materiales alternativos como la solución a este problema.
Barrera psicológica
Finalmente, la tercera barrera es psicológica. Se trata, en opinión del experto, de “la más difícil de cambiar” y solo se verán resultados a través de la educación de los ciudadanos a nivel individual “pues esos individuos son también los que después toman las decisiones en las compañías y los gobiernos”.
Pero, ¿qué forma debería tomar la solución respecto a la problemática del packaging? Dufranc ofrece una visión alentadora: “Combinando reutilización, reciclaje y compostaje puedes lograr un esquema de consumo mucho más sano que baje la cantidad de emisiones y la de desperdicios, ya que los materiales técnicos se recuperan y los biológicos generan energía”.
En otras palabras, se trata de crear “un nuevo acuerdo ético con respecto al sistema de producción y de consumo” en el que se incorpore la circularidad.
¿Por qué es importante reciclar el plástico?
El reciclaje del plástico es positivo por dos motivos: “Evita la necesidad de extracción de materia prima adicional y la contaminación ambiental” derivada de residuos.
No obstante, las cifras de reciclado de plástico actuales dejan un gran margen de mejora, pues “en los mejores casos, llega al 30%”, aunque suelen ser inferiores.
Además, Dufranc explica que no cualquier programa de reciclaje es sostenible: “El reciclaje genera una carga de emisiones. Si es necesario llevar los materiales a 3.000 kilómetros para reciclarlos, el reciclaje no es sostenible a nivel ambiental”.
En este sentido, el experto recuerda que el programa de reciclaje “no debería ser peor en rendimiento ambiental (respecto a la huella de carbono) que en la generación de nuevos productos. Esto está directamente relacionado con el tema del transporte y, por tanto, con la falta de infraestructuras”.
Frente a esto, es necesario crear un esquema de reciclaje sostenible que tenga en cuenta las emisiones, a través de “pequeños ecosistemas locales donde sí haya una circularidad”.
Por un lado, las empresas deberán utilizar los servicios de reciclaje de otras empresas y, por otro lado, “el gobierno es responsable de generar el marco regulatorio y garantizar que las empresas no se salen de ese esquema, de modo que la sociedad no termine teniendo que pagar por mandar los productos al vertedero”.
Además, Dufranc incide en las ventajas de la reutilización de materiales frente al reciclaje porque, en este momento, “el reciclaje implica transporte y por tanto emisiones”. Frente a esto, la reutilización ahorra la necesidad de crear nuevas materias primas, además de los consumos relacionados con el reciclaje.
El cambio verdadero en las empresas: más allá de los materiales
En su trayectoria sobre el estudio del packaging y la comunicación, Dufranc ha trabajado en diferentes facetas: en su primer libro, La comunicación del Packaging, analizó cómo generar “una conexión emocional desde la comunicación del packaging con las expectativas de los consumidores”; su segundo trabajo, Marcas envasadas, explora “cómo las marcas construyen su imagen y crean su patrimonio, tanto tangible como intangible, a través del diseño de packaging”; en tercer lugar, en Packaging Storytelling trabajó sobre “cómo se cuentan historias mediante el diseño de packaging”.
Pero es desde la pandemia cuando Dufranc llegó a una conclusión: “Debía escribir un libro que tratara el tema de la sostenibilidad en packaging en profundidad. Sabía que el libro que estaba haciendo tenía que ver con una cuestión de cambios culturales coordinados con empresas”.
A través de este trabajo, ha detectado que “las empresas que están creando un cambio verdadero van mucho más allá de si están usando plástico o no. Su impacto no tiene que ver con que su packaging es de plástico o de otros materiales. Se trata de generar un ecosistema sostenible” que, en su opinión, “es un camino con el fin de ir haciendo mejoras que nos va a llevar toda la vida”.
Cita como ejemplo una empresa que dejó de utilizar botellas de vidrio y las reemplazó por latas y que terminó por reincorporar las botellas de vidrio pero creando “un ecosistema que ha logrado validar el vidrio bajando considerablemente su impacto ambiental” gracias a que “la empresa añadió además otras acciones: utiliza coches eléctricos, ha plantado árboles que capturan dióxido de carbono, se provee de energía eólica”. Siguiendo este ejemplo, Dufranc es tajante: la sostenibilidad de una empresa “va más allá del material” con que fabrica sus soluciones de packaging.
Marco normativo del uso de plásticos: “Es la versión beta”.
La normativa europea sobre los plásticos de un solo uso es clara: “Para 2030 todos los envases tendrán que ser reutilizables, reciclables o compostables”. Dufranc cree que aquí reside una de las claves para comprender el futuro de los procesos productivos: “Esto significa que no hay una sola solución que es válida, sino que es una combinación de soluciones, que requiere cambios en la conducta”.
Respecto a si la legislación actual propuesta es eficiente, Dufranc responde que, en su opinión, la legislación actual “es la versión beta: se están prohibiendo algunos materiales que son más eficientes en la reducción de la huella de carbono para reemplazarlos por otros, cuando en realidad era mejor crear el esquema de recuperación para reutilizarlos”.
No obstante, esto no implica que no sea un paso adelante: “Creo que es mejor implementar y corregir que quedarse parado y esperar a la solución perfecta”.
Finalmente, Dufranc propone el programa de Chile Circular como un ejemplo legislativo que, en su opinión, “suena prometedor y, en base a los informes que lanzaron, está muy bien planteado”. El experto destaca este programa por ser una “propuesta a nivel nacional e integral para lograr un esquema circular, con una idea de futuro en la que hay muchísimos más factores involucrados que plástico sí o plástico no. Se trata de cómo está organizada una sociedad entera”.
Dufranc termina nuestra conversación con una nota positiva: “En mi libro cito varios ejemplos que demuestran que el cambio es posible, cambios que me han ocurrido a mí y cambios que he constatado en la sociedad. Hay esperanza”.
Materiales de packaging sostenibles para el sector industrial
Nuestra conversación con el experto en packaging sostenible Dufranc constata que en Knauf Industries estamos dando los pasos adecuados para lograr reducir el impacto medioambiental de nuestras soluciones de packaging.
Así, reforzamos nuestro compromiso con la creación de nuestros envases elaborados a partir de plástico reciclado y resinas de biomasa vegetal: R’KAP® y CELOOPS® y NEOPS®.
Igualmente, las reflexiones de Dufranc ponen en valor nuestro programa Knauf Circular, en el que hemos trabajado para generar una infraestructura para multiplicar las cifras de reciclaje de EPS, garantizando asimismo que se trata de un programa sostenible de recogida y transformación, como prescribe Dufranc.