16/10/2019

Packaging contra el desperdicio alimentario: el desafío de mantener el valor de frutas y verduras

Packaging contra el desperdicio alimentario: cajas de fruta EPS para proteger los productos

España es un país de frutas y hortalizas. Nuestro patrimonio incluye desde pimientos, pepinos y lechuga hasta nectarina, melocotón y ciruelas. Tanto los datos de producción y de exportación de estos productos frescos como los hábitos alimentarios de los españoles sitúan estas mercancías como pilares de la economía nacional. Sin embargo, el sector se enfrenta, en la actualidad, a retos como la automatización, la sostenibilidad y la búsqueda de la máxima eficiencia para seguir en la cresta de la ola.

Como termómetro de todas estas metas, el desperdicio alimentario se ha erigido como un desafío al que los proveedores de soluciones de packaging para el sector hortofrutícola estamos tratando de dar respuesta, tal y como demostraremos en Fruit Attraction (Madrid) los próximos días 22, 23 y 24 de octubre en el pabellón 7, stand 7B15A del salón.

El desperdicio alimentario consiste en el descarte de productos comestibles a lo largo de los procesos de producción, suministro y consumo, ya sea en las explotaciones agrícolas o en la cadena logística, los comercios minoristas o los hogares. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), un tercio de los alimentos producidos en el planeta se desperdician. Es un indicador dramático teniendo en cuenta que 820 millones de personas sufren desnutrición crónica.

Las causas del malbaratamiento difieren mucho entre los países en vías de desarrollo, en los que los principales motivos son las ineficiencias durante el suministro (como golpes o una mala conservación de las cosechas) que pueden afectar a la calidad del producto, y los países industrializados, donde las familias tienen una alta responsabilidad al tirar comida a la basura.

Otra parte de las pérdidas tiene lugar en los comercios minoristas: aunque la concienciación contra el desperdicio alimentario entre estas compañías es cada vez mayor, aún se desechan alimentos por no cumplir con los criterios estéticos y comerciales fijados por la marca, o porque han superado la fecha de caducidad.

El desperdicio alimentario se sitúa, en España, en los 7,7 millones de toneladas de alimentos, según datos de la FAO. Casi la mitad de este despilfarro afecta a frutas, verduras y hortalizas y, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el 39% del mismo se origina en la industria (frente al 42% de los hogares).

Un sector estratégico

Este desafío afecta a un sector estratégico cuyo impacto en la economía es indiscutible: el sector hortofrutícola produjo 19 millones de toneladas de productos frescos en 2018 y facturó 17.723 millones de euros, de los que 12.832 millones corresponden a la exportación, según pone de manifiesto FEPEX (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas).

Pero España no solo es el principal productor de frutas de la Unión Europa, sino que también constituye el tercer país del continente en cuanto a su consumo, solo por detrás de Italia y Portugal. Tal y como reflejan los datos de Eurostat, la oficina estadística de la UE, un 77% de los españoles consume fruta al menos una vez al día.

El caso del brócoli

Un ejemplo paradigmático del desperdicio originado en la poscosecha es el del brócoli. Esta verdura, de la que se cultivan cerca de 500.000 toneladas anuales en España, es extremadamente sensible al entorno poscosecha. Por consiguiente, rápidamente puede perder nutrientes y calidad comercial, con la desaparición de su característico color verde como principal síntoma de su envejecimiento prematuro.

Para hacer frente a este deterioro, las cajas de frutas EPS permiten el transporte y la conservación del brócoli durante dos semanas a una temperatura constante de entre 5 y 10 grados. Gracias a las propiedades de los contenedores isotermo de poliestireno expandido, se mantienen la temperatura y la humedad y se evita, de este modo, la generación de hongos y podredumbres. Así lo indica un estudio reciente del Departamento de Horticultura de Cultivos Vegetales de la Universidad Aristóteles de Thessaloniki (Grecia).

Packaging contra el desperdicio alimentario

Las cajas de Airpop y de EPP (polipropileno expandido) ofrecen otras ventajas a la hora de proteger los alimentos. Algunas de las más destacadas son su capacidad de amortiguación y su resistencia a los golpes.

Partiendo de todas estas virtudes de dos materiales tan contrastados como el poliestireno expandido y el polipropileno expandido, hemos desarrollado varias soluciones de packaging contra el desperdicio alimentario que mostraremos en Fruit Attraction, por ejemplo:

  • Komebac Cool, una smartbox que posibilita el seguimiento de la temperatura a partir de tags NFC/Bluetooth de última generación.
  • Cajas bitemperatura de polipropileno expandido para transportar artículos perecederos frescos (a 2 grados) y congelados (a -18 grados).

Knauf Industries está comprometida con el uso de materias primas como el EPS en el embalaje de productos frescos, ya que no solo protegen las frutas y las verduras de forma eficaz, sino que también son respetuosas con el medio ambiente: los envases producidos con corcho blanco (formados solo en un 2% por plástico; el 98% restante es aire) son eficientes energéticamente y 100% reciclables.

Luchar contra el desperdicio alimentario

La lucha contra el desperdicio alimentario es una necesidad que responde a objetivos éticos, medioambientales (para una gestión más eficiente de los recursos híbridos y la reducción de residuos) y económicos. Aparte de la innovación en el sector packaging, hay otros instrumentos de los que se ha servido la cadena de suministro de frutas y verduras para avanzar en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pide reducir a la mitad el desperdicio per cápita para 2030. Estas son algunas de las iniciativas que se han puesto en marcha:

‘La alimentación no tiene desperdicio’

Este proyecto de adhesión voluntaria impulsado por la asociación de fabricantes y distribuidores AECOC reúne a más de 470 empresas del sector alimentario. Según los impulsores, en los últimos cinco años estas compañías han reducido el desperdicio alimentario un 58%. Este representa, en la actualidad, un 0,75% del total de mercancía comercializada.

Recuperación de productos hortofrutícolas

Muchas empresas del sector agrario están dando una segunda oportunidad a frutas y verduras con defectos estéticos que hubieran quedado descartadas para la venta en supermercados, pero que se han utilizado para elaborar productos derivados, como gazpachos, zumos y batidos.

Ofertas en los supermercados

El control del inventario en las cadenas de alimentación permite a los minoristas identificar qué unidades se están acercando a la fecha de consumo preferente y ofrecerlas con descuentos suculentos que evitan el despilfarro y, al mismo tiempo, dan una tregua a los apretados bolsillos de muchas familias.

Bancos de alimentos

Las asociaciones solidarias que se dedican a la recogida y reparto de alimentos entre las familias con dificultades económicas cuentan con convenios de colaboración con cadenas minoristas y productores alimentarios para hacerse con los excedentes que no van a comercializarse.

Apps contra el despilfarro

Too Good To Go es una de las muchas aplicaciones que están naciendo para conectar al sector de la restauración con el consumidor final. Estas apps permiten a restaurantes y hoteles poner a disposición de los usuarios la comida que ha sobrado en su cocina por un módico precio.

Todos estos ejemplos son buena prueba de que la sociedad y la industria españolas, también la del packaging, han pasado a la acción contra el desperdicio alimentario. Imaginar un mundo más sostenible e innovar para tratar de alcanzarlo se han convertido en un motor de cambio que está llevando, poco a poco, a una concepción circular de la industria alimentaria.

Sostenibilidad, eficiencia y reutilización conforman, a este respecto, un triángulo virtuoso para vislumbrar el futuro del sector.