Durante años se ha alimentado la idea de que, en un planeta respetuoso con el entorno, el plástico no tiene cabida. No es cierto. Hay un lugar para el plástico en la economía circular siempre que el plástico también lo sea y logremos reducir su huella de carbono.
Ese es el propósito de ReShapingPlastics, un estudio publicado por SYSTEMIQ, una entidad nacida al abrigo del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En este documento se redefinen las coordenadas de una nueva era para el plástico.

Qué es la economía circular y por qué es importante para los plásticos
La economía circular es un modelo económico que busca maximizar el uso de los recursos y minimizar la generación de residuos. En el caso de los plásticos, implica reducir su consumo, rediseñar, reutilizar y reciclar.
Ciclo de vida de los plásticos y su impacto ambiental
El plástico es un material muy duradero. Al acabar su ciclo de vida tarda cientos de años en degradarse de forma natural. En ese tiempo puede contaminar los ríos y océanos y afectar a la fauna y la flora. Su producción y transporte también generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Mal gestionado al terminar su ciclo de vida se convierte en la tristemente famosa basura oceánica conocida como ‘islas de plástico’: el Great Pacific Garbage Patch o Vórtice de Basura del Pacífico.
La reducción de residuos plásticos es un desafío a escala planetaria cuya hoja de ruta contempla diversas estrategias complementarias.

Soluciones conjuntas: upstream y downstream
No hay una ‘bala de plata’ que arregle por sí sola el problema del aumento de estos residuos y la huella de carbono de los plásticos. La estrategia está en una suma de acciones preproducción (upstream) y postproducción (downstream).
- Ecodiseño. Aligerar los productos del plástico innecesario y fabricar artículos reutilizables reduciría los residuos en casi 5 millones de toneladas anuales en 2030
- Potenciar el reciclaje mecánico. Bien gestionado podría crecer 1,8 veces, haciendo posible reciclar hasta 6 millones de toneladas de plástico para 2030. El reto está en escalar toda la cadena de valor del reciclaje, incluyendo la recogida y clasificación.
- Crecimiento del reciclaje químico. Se estima que se podría escalar a 3 millones de toneladas para 2030, introduciendo un cambio radical en el sistema de la circularidad.
- Valorización doméstica. Redoblar los esfuerzos para concienciar al ciudadano respecto a dónde depositar sus residuos, eliminar las exportaciones extracomunitarias de residuos plásticos a países donde no se pueden controlar y valorizar aquí.
La reducción de las emisiones de carbono implica, además de todo lo anterior, un escenario de retrofit de la industria productora con la sustitución de combustibles intensivos de origen fósil por hidrógeno bajo en carbono o hidrógeno verde, así como y la captura y almacenamiento del CO2 de la incineración.
Todas estas acciones para alcanzar el nivel Net Zero en 2050 no salen gratis. Necesitarían un músculo económico entre 500 y 700 billones de euros entre 2020 y 2050. A cambio, se reducirían en un 80% los residuos y en un 65% las emisiones de GEI.
Pese a que a nivel europeo aún queda mucho por hacer, España es el país de la UE donde más plástico se recicla: un 43% para los plásticos en todas sus aplicaciones y 52% para el caso específico de los envases plásticos, según datos de Plastics Europe.
También lideramos en la circularidad de los plásticos: casi un 10% son ya plásticos reciclados postconsumo, por encima de la media europea (8,5%).
España ha sido pionero en la UE en incluir el reciclado químico en un documento legislativo (Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular). Desde la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique) destacan que las inversiones en este sector multiplicarán por 40 las capacidades de tratamiento de residuos mediante reciclado químico, alcanzando casi el medio millón de toneladas en 2025.
Este impulso al reciclado químico situará a España en una gran potencia en la producción de plástico circular.
Gestión de residuos plásticos: una pirámide de soluciones
Una vez acabado su ciclo de vida, cualquier objeto no reutilizable se convierte en un residuo. Sin embargo, su materia prima puede seguir teniendo utilidad si se procesa adecuadamente.
La opción circular más eficiente es el reciclado que permite hacer ‘borrón y cuenta nueva’ en la vida del material. Es decir, desarticular su forma como producto para devolverlo a la forma original de materia prima y de ahí fabricar nuevos productos.
Desafortunadamente este proceso circular no es infinito y cada nuevo ciclo de vida el polímero pierde cualidades hasta perder completamente sus propiedades de transparencia, dureza, flexibilidad…
En ese momento desciende un peldaño en la pirámide de recuperación de residuos y se pasa a la valorización energética, es decir, su incineración para producir energía. Ya existen sistemas de captación de emisiones de CO2 para minimizar su impacto medioambiental.
Finalmente, cuando no es posible su valorización o no se cuentan con los sistemas adecuados, solo queda su depósito en un vertedero controlado.

Reciclaje de plásticos: tipos y procesos
El reciclaje de envases de plástico y otros productos con ese material puede hacerse mediante procesos mecánicos o químicos, que permiten recuperar sus propiedades y convertirlos en nuevos productos.
El reciclado mecánico aplica temperatura y cizalla para convertir los residuos en material reciclado que sirva como nueva materia prima. Este sistema no rompe las cadenas de polímeros.
El reciclado químico o molecular convierte los polímeros en monómeros. Es decir, modifica su estructura química mediante craqueo, gasificación o despolimerización. Esta tecnología permite tratar más fácilmente plásticos de procedencia diversa, termoplásticos multicapa o productos que ya han sido sometidos a varios ciclos de reciclado mecánico y muestran una merma en sus propiedades.
A medio camino encontramos el reciclaje por disolución, también llamado reciclado físico. Aplica disolventes y otros agentes químicos para disolver los polímeros y separarlos de la totalidad del residuo, sin romper las cadenas poliméricas.
En este último procedimiento no hay roturas en la cadena, por lo que en sentido estricto no puede considerarse como un reciclado químico. Sin embargo, algunos documentos lo incluyen en esa categoría.
Reutilización de plásticos: ejemplos y beneficios
Las nuevas normativas europeas – entre ellas, la reciente ley AGEC francesa – apuestan sin dudar por la reducción de los plásticos de un solo uso y potenciar los envases reutilizables y retornables.
En el caso del sector alimentario, debe hacerse bajo rigurosas condiciones que garanticen la seguridad alimentaria. El polipropileno (PP) y el R’KAP®, por su alta resistencia al calor del lavavajillas, son los materiales idóneos para este tipo de envases. Además, son 100% reciclables al final de su ciclo de vida.
También lo es el polipropileno expandido (EPP), perfecto para contenedores isotérmicos de uso alimentario u otros usos industriales, como el sector de la automoción. Nuestro envase Komebac® y Komebac® Cool son buena muestra de ello.


Alternativas a los plásticos de un solo uso
Desde julio de 2021, no pueden comercializarse en la UE platos, cubiertos, pajitas, palitos de globos y bastoncillos de algodón de plástico de un solo. Tampoco los vasos, envases de alimentos y bebidas de poliestireno expandido y todos los productos de plástico oxodegradable.
La prohibición de algunos plásticos de un solo uso ha llevado a los envasadores y a los propios ciudadanos a cambiar sus hábitos. Entre ellos, utilizar bolsas y envases reutilizables, reducir los envoltorios, buscar alternativas lavables a los cubiertos de plástico y apostar por bolsas de plástico compostable o reciclado.
Innovación en plásticos sostenibles
La sostenibilidad de los plásticos incluye desarrollar materiales plásticos a partir de materia prima reciclada y desarrollar nuevos materiales de origen no fósil.
Ya existen soluciones con plásticos reciclados, como el rPET, rEPP, rEPP, CELOOPS® o el ya mencionado R’KAP®.
Existen además otras alternativas a partir de recursos renovables de origen no fósil. Así es NEOPS®, una resina expandible con las mismas propiedades que el EPS, pero fabricada a partir de biomasa vegetal no agrícola.


Plásticos biodegradables y compostables
Los plásticos biodegradables son materiales que se degradan más rápido que los plásticos convencionales y se descomponen en elementos naturales, como agua, dióxido de carbono y compuestos orgánicos.
Sin embargo, ese proceso puede tardar entre 6 meses y un año en biodegradarse en una compostadora, ya sea industrial o doméstica. De ahí que en muchos casos sea más apropiado hablar de plásticos compostables para evitar que el ciudadano los abandone en cualquier lugar pensando que desaparecerán en poco tiempo.


Nuevos materiales y tecnologías sostenibles
El reciclaje no siempre es todo lo eficiente que desearíamos. En parte, porque muchos productos llevan materiales de diversa procedencia. Esto dificulta el reciclado o, directamente, lo hace inviable.
Aquí el ecodiseño tiene un gran trabajo por delante, priorizando los productos monomateriales. También teniendo en cuenta, desde la fase de diseño, el desmontaje del producto al final de su ciclo de vida para reciclar separadamente sus componentes.
Esta estrategia permitiría reducir el packaging no reciclable en un 30% y aumentaría el desmontaje eficiente de algunos de los componentes de un vehículo hasta en un 15%.
Economía circular y plásticos: desafíos y avances
Pese a su injustificada mala fama, el plástico presenta indudables ventajas frente a otros materiales. Primero porque es más ligero, versátil, asequible e imbatible a la hora de garantizar la seguridad alimentaria, farmacológica y microbiológica.
Además, en los últimos años, se han desarrollado soluciones de aislamiento para paliar los efectos del cambio climático que convierten al plástico en parte de la solución del problema a las emisiones de GEI relacionadas con la climatización.
El desafío está en diseñar soluciones aligeradas de material, monomateriales y de fácil desmontaje, así como articular un sistema que permita ejecutar estas acciones de forma habitual.

¿Qué beneficios tiene la economía circular de los plásticos?
Lograr un flujo circular en los plásticos para 2050 aportaría beneficios cuantificables para la economía y la sociedad:
- 60% menos de residuos incinerados (255 millones de toneladas)
- 70% menos de plástico de origen fósil
- ahorro de 1,6 gigatones de emisiones de CO2 acumuladas entre 2020 y 2050
- más de 160.000 nuevos empleos vinculados a la circularidad del plástico
- 1 de cada 4 euros se destinarán a tecnologías de bajas emisiones y modelos de negocio circulares
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Preguntas frecuentes sobre plasticos en economía circular
La economía circular es un modelo económico que busca maximizar el uso de los recursos y minimizar la generación de residuos. En el caso de los plásticos, implica reducir su consumo, rediseñar, reutilizar y reciclar.
El reciclaje de envases de plástico y otros productos con ese material puede hacerse mediante procesos mecánicos o químicos, que permiten recuperar sus propiedades y convertirlos en nuevos productos.
Los plásticos biodegradables son materiales que se degradan más rápido que los plásticos convencionales y se descomponen en elementos naturales, como agua, dióxido de carbono y compuestos orgánicos.
La prohibición de algunos plásticos de un solo uso ha llevado a los envasadores y a los propios ciudadanos a cambiar sus hábitos. Entre ellos, utilizar bolsas y envases reutilizables, reducir los envoltorios, buscar alternativas lavables a los cubiertos de plástico y apostar por bolsas de plástico compostable o reciclado.
El plástico es un material muy duradero. Al acabar su ciclo de vida tarda cientos de años en degradarse de forma natural. En ese tiempo puede contaminar los ríos y océanos y afectar a la fauna y la flora. Su producción y transporte también generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).